Esparza mostrando la plata (MASTAEKWONDO) |
Cuando Gabriel Esparza Pérez (Pamplona, 31/03/1973) ingresó en el CAR de Barcelona en 1988, con
15 años, llegó para formar parte de una terna que iba a tomar parte en las
olimpiadas de Barcelona cuatro años más tarde. Competir en unos juegos era el sueño
del pamplonica, pero todo se rompió cuando un mes antes de partir hacia la
capital catalana quedó descartado del equipo. Esperó cuatro años más para ver si participaba en Atlanta 96, pero el taekwondo se cayó del programa. Fue un
nuevo mazazo, pero aún así decidió esperar a los siguientes juegos.
Llegado el cambio de milenio el taekwondo se estrenaba
como deporte olímpico de forma oficial en Sídney 2000. Gabriel Esparza
consiguió clasificarse como segundo en el preolímpico mundial de Porec (Croacia)
y partía como uno de los favoritos por todo lo conseguido hasta entonces
(tricampeón de Europa y subcampeón mundial, entre otras cosas). Pero entonces
se vino una nueva desgracia en el campeonato de España, ocho meses antes de
los juegos: el navarro se rompió el ligamento cruzado disputando un combate
contra el gallego Miguel Cortegoso. Entonces los médicos del CAR le dieron dos
opciones: operarse y olvidarse de ir a Sídney o reposo total y trabajo diario
con los fisioterapeutas para fortalecer la parte afectada. “En ese momento no
lo pensé y cogí lo segundo. No me hubiese perdonado no ir a unos juegos después
de 12 años esperando la oportunidad”, explica Esparza.
Después de pasar mucho tiempo con los fisios Carles Martí y Emili Durán y con el
doctor Olivé la Federación Española de Taekwondo aceptó que fuese a Sídney. Los
meses antes de partir hacia Australia fueron duros, trabajando mañana y tarde
en el CAR para poner la rodilla lo mejor posible. “Cuando llegó el día de la
competición no estaba bien”, comenta Esparza. “Además, en la otra
rodilla tenía una lesión de menisco. Pero aunque no estaban al cien por cien mi
cabeza sí lo estaba”. Estas fueron las impresiones antes de saltar al tatami
que tuvo el ahora preparador físico del combinado español.
Esparza pasó directamente a la segunda fase por ser
cabeza de serie en el sorteo. Su primer combate fue contra el marroquí Sekan y
aunque asegura que lo pasó “francamente mal” le ganó por 3-1. En semifinales
esperaba el húngaro Josef Salim, varias veces medallista europeo. “El combate
me fue un poco mejor y lo saqué adelante por 4-2”, explica. En la final
esperaba el joven griego de tan solo 20 años Michalis Mouroutsos, que ese mismo
año fue oro europeo en la ciudad helena de Patras. “Era un buen competidor. El
combate fue bien hasta que en un intercambio de patadas se puso 2-1 a favor.
Ahí se me fueron las opciones”, recuerda Esparza. Al final fue plata a pesar de
la grave lesión que arrastraba, pero el taekwondista no acabó demasiado contento
con su resultado: “Invertí mucho tiempo para ganar el oro. La lesión no puede
ser excusa porqué pude estar ahí finalmente”. Aún así, asegura que los Juegos
Olímpicos “fueron una gran experiencia”.
Para la balear Brigitte Yagüe será su segunda participación
en unas olimpiadas tras hacerlo en Atenas, pero sus compañeros Joel y Nico
debutarán en la competición. El consejo que les da Esparza es que “sean ellos
mismos y se lo tomen como algo más en su carrera”.
Esparza, a la izquierda, en el podio con rostro serio (MASTAEKWONDO) |
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