martes, 21 de agosto de 2012

Flashes olímpicos (II). Brigitte Yagüe: la remontada del orgullo

Al fantástico palmarés de Brigitte Yagüe le faltaba solo una medalla olímpica. La española ya era campeona del mundo (tres veces) y de Europa (cuatro), pero el metal de metales todavía no adornaba su habitación. En Atenas 2004, cuando tenía 23 años y varios oros en campeonatos importantes, no pasó la primera ronda ya que cayó contra la tailandesa Yaowapa Boorapolchai. Cuatro años más tarde una lesión en la mano le impidió competir al cien por cien en los preolímpicos y no se clasificó. Pero tras dejarlo escapar dos veces su hora llegó en Londres, con 31 primaveras y una gran serie de competiciones a sus espaldas.

2012 no estaba siendo el mejor año de la reina del taekwondo. Había estado arrastrado una lesión en el abductor durante toda la temporada y en el campeonato de Europa de Manchester se quedó fuera de la final, colgándose el bronce. Aún así, quedó campeona del preolímpico continental de Kazan y llegaba muy motivada a la cita londinense. No era para menos, pues llevaba entrenando para ello desde el año 2000. A parte de eso su marido, Juan Antonio Ramos (bicampeón del mundo y de Europa), se quedó a las puertas del podio en Atenas y Pekín. Es sobradamente conocida esa frase de "la vida es una mierda" dicha tras perder la repesca contra el afgano Nikpai en la capital china. Así que, para Yagüe, Londres pasó a ser una cuestión personal.

El sorteo de la balear fue benévolo. En primera ronda, Carolena Carstens, una panameña de 16 años que compitió por invitación de la comisión tripartita. En caso de pasar se vería las caras con la jordana Raya o la mexicana Alegría, otro combate en principio asequible. Lo complicado vendría en semis, en la cual podía caer una asiática de las favoritas (o Shu-Chu Yang o Chanatip Sonkham). Y ya en la final se cruzaría con Jingyu Wu. De esta manera Yagüe fue por faena, que diríamos los catalanes. A Carstens se la quitó de enmedio con un 9-2 y después batió a Alegría por un incontestable 8-0. En el combate previo a la gran final cayó, como no podía ser de otra manera, una asiática: la tailandesa Chanatip Sonkham.
Sonkham (azul) en la repesca del bronce con Zamora (LONDON2012.COM)


Sonkham venía de dos exhibiciones. En primera ronda se pulió a Kristina Kim por diferencia de 12 y después ganó a una de las fuertes, Shu-Chu Yang, por 6-0. Un hueso duro, pero Brigitte también lo era y no iba a dejar escapar la oportunidad de meterse en la final. Las dos competidoras se plantaron en el ExCel a eso de las seis de la tarde hora española. Con la china Wu ya metida en la final faltaba la segunda finalista, que no se decidió hasta después de un combate sangriento y con épica incluida.

La semifinal, pues, dio comienzo. Brigitte Yagüe salió más ofensiva que de costumbre y marcó el ritmo de combate. Atacaba y provocaba con mucha intensidad y suyo fue el primer punto. Antes del final del primer asalto se llevó un golpe al casco y terminó 1-3 favorable a Sonkham. Se reanudó el combate y siguió igual, con una intensidad bárbara y con la española con ganas de comerse el tatami. Acortó distancias, pero una nueva acción a la cabeza de la tailandesa la alejó del marcador de nuevo (2-6). El pase a la final se ponía muy difícil. Así que la reina del TKD enloqueció en el último round y no dejó respirar a su rival. Volvió a acortar distancias, pero Sonkham se sacó otro dollyo y metió tres puntos más. Sonó a estocada de muerte.

Pero llegó el que ha sido el minuto de oro del TKD español. Con 3-9 en el marcador y menos de un minuto para acabar Yagüe tiró de rabia y casta. Tenía que arriesgar si quería pelearle el oro a la china y en ese pequeño periodo de tiempo encadenó cuatro mágicas acciones. Primero, un kyongo porqué Sonkham pegó a su tobillo. Y como era el segundo le subió un punto. Después metió un bandal y acto seguido acertó de pleno un mondollyo nako chagui de película. Ya había empatado el combate, la tailandesa se puso nerviosa y empezó a tirar acciones sin criterio alguno. En una de estas Yagüe cortó de puño a falta de 13 segundos y puso el 10-9 a su favor. El resto fue aguantar el tirón hasta que sonó la bocina.

Brigitte Yagüe estalla de júbilo tras la victoria en semis (LONDON2012.COM)

Lo que siguió al final del combate fue una explosión de sentimientos. La balear rompió a llorar de emoción, arrojó el casco al tatami con rabia y después de saludar se abrazó con Elena Benítez entre un mar de lágrimas. Había dejado atrás años de mala suerte y su sacrificio dio sus frutos. Vengó también a Ramos, a quien en la grada el corazón estuvo a punto de desbocársele. La final la perdió contra Jingyu Wu por 8-1 y poco pudo hacer ante el monstruo chino, pero eso ya era otra historia. Ya tenía la medalla anhelada. Se puede retirar tranquila.



Yagüe con la medalla (ARCHIVO)

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